PERE GOMILA, QUADERNS DEL TURÓ, 12.06.2018. El 26 de mayo moría en Barcelona el poeta y narrador Màrius Sampere i Passarell. Nacido en 1928, es considerado uno de los poetas más importantes de la literatura catalana contemporánea. Su obra, ampliamente reconocida por la crítica, constituye un ejemplo de creatividad, de ambición literaria y de exploración constante de nuevos caminos.
El 26 de mayo pasado moría en Barcelona Màrius Sampere, uno de los grandes de la poesía catalana de todos los tiempos, un poeta original e inclasificable que construyó una obra de primer orden en el ámbito no sólo catalán, sino también europeo. Alejada de modas y de escuelas, escrita desde una clara independencia intelectual, su escritura es una profunda indagación sobre la existencia; una intensa meditación sobre el ser humano y sus preguntas fundamentales, sus tragedias; un corpus que ha transitado con toda honestidad, lucidez, ironía –y con una irrenunciable ambición literaria– por la metafísica y por los grandes temas del amor, el dolor, la muerte.
Sampere pertenecía a aquella generación de poetas nacidos antes de la Guerra Civil que vivió la República durante la niñez. Empezó, por lo tanto, a escribir su obra en el desolador panorama de la posguerra y la represión franquista, como es el caso de los compañeros generacionales Bartomeu Fiol, Felícia Fuster, Montserrat Abelló, Blai Bonet o Francesc Garriga, entre otros. Autodidacta, trabajó en el mundo de la fotografía y la publicidad hasta el final de la dictadura en que entró a la administración como funcionario en temas de asesoría y normalización lingüísticas. Estudió piano hasta finalizar los estudios musicales superiores y llegó a componer música y letras de canciones, en especial para el Grupo Estrop. Como poeta, empezó a escribir en catalán a finales de la década de los 50 y el 1963 ganó el premio Carles Riba con el libro «L’home i el límit», que no sería publicado, hasta el 1968. Aun así, su propuesta estética, que no encajaba en las corrientes literarias dominantes de la época, no obtuvo el reconocimiento y la admiración que se merecía hasta años más tarde, cuando ya comenzaba un periodo de una gran fecundidad creativa.
En el ensayo La obra poética de Màrius Sampere (Ensayo de revisión del realismo histórica), Vicenç Llorca establecía tres etapas en la obra del poeta. El primer periodo, que el autor denomina del “realismo existencial”, iría de la obra del 1963 ya citada hasta la publicación de «Poemes de baixa freqüència»(1976). El segundo periodo se situaría entre 1976 y 1982 en una etapa de desánimo en que Sampere, enfrentado a la muerte y al absurdo, evita caer en el nihilismo acudiendo a la literatura y la cultura orientales, época que Llorca denomina «El orientalismo y la afirmación del contrasentido». La última etapa se iniciaría con la publicación de «Llibre de les inauguracions» (1986), en que el poeta entra plenamente en la madurez, establece un cambio estético y emprende el rumbo definitivo de su obra, en el cual Llorca señala la aparición de la estimada y la temática amorosa como una de las claves que marcarán la escritura a partir de aquel momento. Sampere publicó más de 25 libros de poesía con una insólita intensificación de la escritura a partir del año 2000, es decir cuando tenía ya 72 años.
Esta fecundidad y extraordinaria capacidad creativas, son también de constante evolución de su obra, hasta el punto que llega a reinventarse él mismo con el gran poemario «L’esfera insomne» publicado por LaBreu el 2015, año en que también publica «Ignosi» (Ediciones Ponçianes). Y todavía llegarían después el poemario «Dèmens» y la novela «Alien i la terra promesa, los dos publicados por LaBreu. Sampere fue galardonado con los más importantes y prestigiosos premios literarios, entre los cuales los premios de la Crítica Serra d’Or y de la Crítica de la poesía catalana, el Nacional de Literatura, Jaume Fuster, el Cavall Verd o la Lletra d’Or, además de recibir la Creu de Sant Jordi. Incomprensiblemente, pero, no fue reconocido con el premio de Honor de las Letras Catalanas.
“Mentrestant, que et cridin, que et consagrin
fill únic d’una nit d’amor. Tant és
l’estrella que mirava
aquell dia, és la mateixa
que ara ens fa estimar
i suar sang, i no tenir
cap més vida
que aquesta, que, en cridar-la,
no ens sentia.”
De Ningú més i l’ombra, (Proa 2014)
L’illa inaudita (Diari Menorca, 12-06-2018)